domingo, febrero 13, 2011

La manzana mecánica



Hay quienes se oponen a la creación de organismos modificados genéticamente, ya sea porque no se ha comprobado su inocuidad o por motivos éticos o religiosos. Si en teoría estos productos de laboratorio, desde bacterias hasta vegetales, estarán hechos para resistir las inclemencias del ambiente -entre plagas y abruptas variaciones climáticas-, entonces en términos prácticos lo único que hacen los científicos es echarle una mano a la evolución. En la novela The Windup Girl, de Paolo Bacigalupi, uno de los biohackers más solicitados en el mundo se plantea esta cuestión en términos simples: los virus y bacterias son parte de nuestro ambiente, y ahora son más resistentes a las medicinas porque ellos mismos han evolucionado; "Ahora morimos porque estamos anclados en el pasado. A estas alturas ya todos deberíamos ser organismos modificados (windups)" (pag.243) Sería más sencillo 'construir nuevas personas' inmunes a las enfermedades que crear vacunas para proteger a las masas vulnerables, y así "las siguientes generaciones estarán adaptadas al nuevo ambiente. Sus hijos serán los beneficiarios. Aún así la gente se rehúsa a adaptarse..." porque creen que una evolución 'artificial' no es correcta.
Pero esta evolución artificial también estaría expuesta a fuerzas que escapan del laboratorio, como la política o el comercio, y son las que dan impulso a la novela.
Bacigalupi escribió una especie de Neuromancer de última generación, proyectándolo en un mundo donde se ha cumplido el 'peor escenario'; el calentamiento global ha hecho que el nivel del mar inunde las principales ciudades del mundo, las grandes corporaciones que controlan la producción de semillas genéticamente alteradas imponen de forma tiránica sus propias leyes, el fundamentalismo religioso y económico es una bomba de tiempo en manos de los gobiernos del mundo. En medio de todo esto, con el uso de fuentes alternativas para generación de energía -el petróleo dejó de usarse décadas atrás- y recordando las distintas iniciativas de 'bancos de semillas' que han surgido en los últimos años, el reino de Tailandia emerge como una potencia mundial al mantenerse, gracias a su precioso reservorio de granos naturales, como nación independiente de cualquier influencia económica-científica. Entre las distintas tramas que componen la novela, está la historia de Emiko, una windup (la traducción del inglés, en rigor, sería 'de cuerda'), una 'nueva humana' cuya condición de organismo artificial la coloca dentro de la escala más baja de la sociedad, pues en el ambiente conservador estas criaturas 'no tienen alma', y ni siquiera 'dios' a quién agradecer su incipiente existencia. Ella será, sin saberlo, una Eva futura que servirá de escaño en la evolución humana -y quizá en eje de una futura trilogía-.
The Windup Girl ganó el premio Hugo 2010, compartiendo el honor con The City & the City.
Aquí la página oficial del banco de semillas de Svalbard, quizá el reservorio que más publicidad ha recibido últimamente.