martes, junio 02, 2009

Climax 00: El porno os hará libres

"Creo que estoy un poco borracha…¿es una cámara?" (Imagen Vía Totally Up Yours)

Esto suena al fin de una época: Hugh Hefner ha puesto a la venta su creación magistral, la revista Playboy, valuada en 300 millones de dólares (el valor de la marca en si misma debe ser mayor). Mientras en la fila de posibles compradores se forma gente como Sir Richard Branson (de manera irónica, popietario de la marca Virgin), la gente visita diariamente You Porn para subir sus propios videos o divertirse con los de otros aficionados. El triunfo del porno amateur tuvo un giro esta década cuando las celebridades decidieron hacer públicas sus relaciones sexuales (¿me van a decir que Paris Hilton no lo planeó todo?). De repente la onda fue hacer porno, y la mejor estrategia de RP fue ‘perder’ estos testimonios íntimos que de repente aparecían en internet; si a Tommy Lee y Pamela Anderson les funcionó, el resto de los que siguieron la tendencia no tuvieron la misma suerte, sin comprender la naturaleza espontánea del mismo. El éxito de You Porn supone el declive de una industria que tendrá que cambiar su estrategia: y de alguna manera se les necesita, después de todo los cuerpos –y secreciones inherentes– también se pueden presentar con cierta gracia. La frase de aquella canción ‘todo mundo tiene porno en su casa’ es más una declaración de principios que una aseveración; es el último reducto de libertad personal que le queda a mucha gente.
En el famoso cuento de William Gibson titulado El continuo de Gernsback (1981), su protagonista, un fotógrafo que busca ejemplos de arquitectura deco en las carreteras de los Estados Unidos, recurre a una película pornográfica (titulada Nazi Love Motel) para aliviar las alucinaciones provocadas por la sobrecarga de información (cito de este texto: “los medios de masas realmente malos pueden exorcizar tus fantasmas semióticos”).
Amemos el porno, ‘más barato que una cita’ según reza el eslogan de un imán para refrigerador.