viernes, mayo 29, 2009

Para ubicarse: Mapareidolia II

"Te lo dije Neil, aquí todos creen que los güeros somos dioses" (Los astronautas Michael Collins, Neil Armstrong y Edwin Aldrin durante su visita a la ciudad de México (circa 1969) un par de meses después de haber regresado de la Luna. Vía Wired/NASA)
Sigo con el tema de la cartografía imaginaria: al abrir las primeras páginas de ciertas novelas de fantasía o ciencia ficción, suelen aparecer mapas que describen el mundo en el que se desarrollarán los eventos. Desde el Señor de los Anillos hasta Perdido Street Station de China Mieville, estas gráficas lucen imprescindibles para cualquier aficionado al género, brindándole credibilidad al autor por preocuparse en cada detalle en la construcción de su universo. En una peculiar variante, el sitio Fantasyatlas es sólo un ejemplo de la obsesiva afición que algunos fans tienen por ilustrar la guía de tierras fantásticas creadas por sus autores favoritos –como C. J. Cherryh, Ursula K. LeGuin, Fritz Leiber o Jack Vance–.
Entre los sitios dedicados a los mapas, mi favorito y el mejor en su categoría, es sin duda Strange Maps, todo un clásico, que se ha dedicado a rastrear todo tipo de variaciones sobre este tema, que en algunos casos lucen como bizarras utopías o reordenamientos arbitrarios: el deseo de transformar el mundo de acuerdo a nuestros caprichos.
Pero la cartografía de mundos alternos es un hobby que cuenta con cientos de aficionados, especialmente entre aquellos que gustan de los juegos de rol, y en internet se pueden encontrar bastantes recursos para mejorar la técnica. Pero mientras algunos se mueven por tierras espectaculares, una variante específica son aquellos que quieren rediseñar el sistema de transporte de sus respectivas ciudades, como el caso de Eddie Jabbour o John Tauranac para el metro de Nueva York, o de plano le asignan un nuevo aspecto al panorama urbano, como el encantador trabajo del estadounidense Adrian Leskiw, quien en su página The Map Realm se ha dedicado, con una precisión que ya quisieran los de la Guía Roji (México), a transformar el aspecto de su entorno urbano, no solo inventándose nuevas vialidades, sino también anexando nuevas zonas geográficas.
(Risk, Vía Eduspaces)
Vía Fogonazos me enteré del Atlas de los nombres verdaderos: como su nombre lo indica, esta es una compilación de mapas que tienen los nombres originales de los valles, ciudades, ríos del mundo, con el término con el que fueron bautizados por sus habitantes o descubridores. Así México es literalmente 'el ombligo de la Luna' (imagen abajo); el Kilimanjaro, en África, es el 'Monte del dios del frío'; Chile es el 'país al final del mundo'.
Supe de una persona cuyo sueño de la adolescencia era encontrarse un auténtico mapa del tesoro, y por lo mismo ahora, en su vida adulta, cada vez que se topa con un libro antiguo busca entre sus páginas con la esperanza de dar con uno. Esto es verídico, el sujeto se casó con la mejor amiga de una compañera del trabajo. Esto es algo que ni siquiera la versión rediseñada de Google Maps podrá conseguir, trazar fielmente un mapa de las emociones humanas.