jueves, febrero 19, 2009

Tan extraño como Dick

Alguna vez escribí que a Philip K. Dick le hubiera encantado vivir en esta época. Imágenes trucadas en Photoshop distribuidas por el servicio de información iraní, el síndrome de Salinger, acosadores sexuales en MySpace que se hacen pasar por adolescentes, enciclopedias cuyo contenido algunas veces no lo dicta lo correcto sino lo más popular; sus peores pesadillas se confirmaron y hubiera gritado a todo pulmón un "¡se los dije, pendejos!". Tal como escribiera en su famoso ensayo, la realidad es todo aquello que no desaparece cuando dejas de creerlo. Dick se hubiera convertido en un adicto a la internet.
El año pasado se cumplieron 80 años de su nacimiento. Convertido en un icono de la literatura universal y referente obligado para la cultura popular estadounidense, creo que aun no se le ha rendido un tributo digno de su influencia. Salvo BladeRunner, no creo que existan otras películas que retraten el sentido de su obra original, con excepción de ciertos filmes cuyas características e influencia podrían calificarse de dickianas. Esto lo menciono porque su quinta esposa, Tessa Dick, anunció el pasado lunes que reescribió la novela que su difunto marido dejó inconclusa antes de morir en 1982, The Owl in Daylight, algo así como El búho a la luz del día. (Vía io9, NYT, Guardian). La premisa original involucra una inteligencia artificial que se ve atrapada en su propia realidad virtual y se rebela contra la administración de un parque temático. No imagino cómo pueda estar, aunque el rechazo de todas las editoriales que Tessa consultó me da una leve idea. Fue por eso que ella decidió autopublicársela. Un poco triste el asunto, luce como un intento de sacarle más rebanadas al pastel económico del legado PKD.
El año pasado se estrenó la película biográfica Your Name Here, estelarizada por Bill Pullman, cinta que al parecer se irá directo al DVD y pasará sin pena ni gloria. También desde hace tres o cuatro años se trabaja en el guión de otra cinta The Owl in Daylight, con el actor Paul Giamatti en el papel de Dick, misma que de acuerdo a los involucrados no tendrá que ver con la novela escrita por Tessa, pero que al igual que la anterior veremos episodios de la vida de PKD intercalados con pasajes de 'otras realidades'. Habrá que verlas.
Mi aportación a la mitología dickiana consistió en un cuento para la antología El hombre en las dos puertas editada expresamente para celebrar al autor y su influencia. Casualmente fue el último o penúltimo cuento que publiqué en un libro, de eso ya siete años. Ayer por la noche leía el cuento Un regalo para Pat, en el que un sujeto trae de regreso a la Tierra un 'dios' de otro planeta. Pensé en la sencillez y poder contenidos en ese texto, escrito seguramente para una edición pulp. Recordé la capacidad de fascinación que provoca Dick con tan pocas palabras, tocó una fibra muy sensible en mi persona, e hizo que recuperara la idea de volver a escribir ficción.
Aquí la liga del artículo sobre PKD en la Rolling Stone (1975), que fue el detonante de este post.