martes, octubre 28, 2008

Anoche caminé con un zombie

Zombie Alert (*)
El primero de octubre de este año se cumplieron cuarenta décadas del estreno de Night of the Living Dead, película que nos brindó la imagen moderna de los zombies que hoy tanto disfrutamos. En su momento George A. Romero no tenía en claro la historia que quería contar, él sólo quería hacer una película de terror: el primer tratamiento considerado por el guionista John A. Russo eran las aventuras de una pandilla de alienígenas adolescentes que devoraban humanos. Al final, a Romero le tomó tres días escribir el preliminar del guión original, y usaron el soundtrack de la cinta Teenagers from Outer Space (1959), que entonces era material de stock.

Zombie breaking sign (*)

De acuerdo a Francisco González Crussí, en su libro La fábrica del cuerpo, existe una reacción natural de repulsión u horror al observar el interior del organismo humano, y esta sensación es difícil de superar; este es el “argumento antropológico” contra la disección del cuerpo. En las películas gore sabemos de antemano que las tripas no son verdaderas, nunca las tocaremos u oleremos, por eso las disfrutamos, porque nuestra zona de seguridad permanece intacta.

In case of zombies…(*)

El título original de la película era Night of the Flesh Eaters, pero al existir otra cinta con un título similar la compañía distribuidora decidió darle el nombre que hoy conocemos. Esto cambió en cierta medida la suerte del filme.
Qué difícil es enfrentarse a las multitudes sin cerebro. El argumento favorito de algunos es que los zombies son una metáfora de la gente que ha pasado demasiado tiempo frente a la televisión (o los videojuegos). Esto resulta tan absurdo (maniqueísta) como pensar que sólo la gente que lee libros es ‘buena’ y ‘lista’. Me río de los programas de lectura para policías o presidiarios, que pretenden hacer de ellos ‘mejores personas’. En las películas de no-muertos estos arrasan con todos sin distinción alguna: no es lo que consumes, sino lo que te consume.

Zombie hunting (*)

Parte del atractivo de las películas de no-muertos, o aquellas donde alguna plaga apocalíptica orille a la sociedad a un estado primitivo de supervivencia, es que a) cualquiera puede ser héroe, b) tienes la completa libertad de destruir y saquear todo lo que encuentres, c) no hay más escuela ni trabajo.

Zombie Ronald de Fugly.com

En NotLV el mal viene del espacio. La epidemia ocurre cuando una sonda espacial enviada al planeta Venus regresa y explota en la atmósfera: la ‘radiación’ emitida es la posible responsable de que se levanten los muertos. En The Andromeda Strain de Michael Crichton un satélite militar vuelve a la Tierra con un microorganismo mortal. ¿Otra alegoría a las señales televisivas?

En estas fiestas, en las que seguramente acompañaré a Diego para que pida dulces (y monedas, según se acostumbra por acá), nos daremos la vuelta por uno de los dos cementerios que rodean la casa, que estarán llenos de gente viva y muerta. Siempre me ha gustado esta época (mucho más que la Navidad), y este año los cadáveres animados son el tema. Irónicamente, cada vez que veo alguna de esas películas de muertos ambulantes me gusta sentirme vivo, y aunque algunas veces tengo miedo de ser devorado por mis obsesiones, me consuela saber que mi cerebro aun funciona lo suficiente para protegerme.