viernes, marzo 12, 2010

La guerra de los insectos

Los humanos mantenemos una relación amor-odio con los insectos. Por un lado nos fascina su comportamiento social e incluso se ha intentado imitar su peculiar fisonomía para armar robots que emulen sus capacidades. Sin embargo, las plagas y los insectos vectores –aquellos que propagan enfermedades– son un problema bastante serio.
En las últimas semanas no he dejado de pensar en una noticia que suena como a plot de novela escrita por el fallecido Michael Crichton; la creación de mosquitos aedes aegypti genéticamente modificados para que sus hembras no desarrollen alas. Esto evitará la diseminación del dengue, enfermedad que afecta hasta 100 millones de personas anualmente. ¿Habrá efectos colaterales? Los investigadores involucrados en este insólito medio de control de enfermedades aseguran que no, y que una vez liberados los machos portadores de este gen modificado la población de estas criaturas disminuirá drásticamente en cuestión de meses. Así, esterilizar mosquitos es un método de control 'ambientalmente amigable' de acuerdo a sus creadores, y además 'incluyente', pues beneficiará a todas las personas, sin importar su clase social. Pienso en las hembras de mosquito agonizantes arrastrándose en el suelo, y en una rana deleitándose con ellas, asimilando el virus del dengue.
Por otro lado, en Inglaterra se utilizará un insecto como 'medio de control biológico' para eliminar una planta invasora que ha infestado los patios y solares británicos. En el siglo XIX se importó de Japón la enredadera Fallopia japonica para decorar los jardines victorianos. Sin embargo muy pronto se diseminó    por los terrenos y calles; una de sus habilidades es crecer entre el concreto y el asfalto, llegando a resquebrajarlos. Esto constituye un trabajo adicional para jardineros, granjeros y constructores, que en conjunto invierten poco más de 20,000 millones de dólares anuales en deshacerse de esta planta. ¡Es como una versión light de los trífidos! Esto sucede porque, al tratarse de una especie invasora, no cuenta con enemigos naturales, tal como sucede en el país del sol naciente. Fue necesario probar entre varios insectos devoradores de plantas para probar su eficacia contra esta especie en particular. El ganador ha sido el Aphalara atori, también nipón, una especie similar a las polillas que se deleita con las hojas y tallos de la Fallopia japonica. De acuerdo a la BBC , en el mundo se emplean actualmente alrededor de 7,000 'agentes de control biológico' en el mundo –que incluye también hongos– de los cuales 1,300 son utilizados como herbicidas. El problema con estos agentes, es que en ciertos casos se pueden volver en contra del hombre, como sucedió en Australia con los sapos que importaron de sudamérica para eliminar plagas en los cultivos y ahora su población se ha convertido en una pesadilla para la gente. 
El control biológico es un arma de dos filos, ya veremos los resultados de esta guerra.
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