viernes, julio 25, 2008

Ciencia Ficción: monjes en llamas



En la novela Libra de Don DeLillo, texto que mezcla realidad y ficción sobre la vida de Lee Harvey Oswald y el asesinato de John F. Kennedy, una mujer tiene como pasatiempo recortar los artículos de periódico que más le interesan para enviarlos por correo a sus amistades, acto que considera como una forma legítima de expresión personal. Ella reflexiona que ningún otro mensaje sería más intimo y revelador que un artículo periodístico sobre un acto violento, un demente, la casa de un negro volada con una bomba, un monje budista que se prende fuego. Porque ésas son las cosas que nos enseñan cómo vivir. (1) Esta actividad me recuerda a la sección ‘envía esta nota’ de los sitios de noticias en línea. (2)

En junio del año pasado, durante la transmisión del reporte dominical del clima en un canal de la República Checa, algunos televidentes vieron sorprendidos cómo se formaba el clásico 'hongo radiactivo' propio de una explosión nuclear surgiendo en un apacible valle. Esto fue en realidad la intervención técnica (hacking) de un colectivo de artistas conocidos como Ztohoven quienes se dieron a la tarea de subir la montaña donde se encontraba la torre de transmisión y conectaron su computadora a la cámara que enviaba las imágenes en tiempo real. Esto lo planearon pacientemente durante tres años. Recibieron a cambio un premio a lo mejor del arte digital en su país, pero también enfrentaron cargos criminales. Sin embargo, demostraron su punto: la realidad puede ser manipulada por los medios. Ahora, que esto bien pudo ser la sub-trama de una de las novelas de William Gibson. La realidad, ahora más que nunca, compite con las mejores tramas del género. 

Menciono esto porque la semana pasada el suplemento literario Babelia, del periódico español El País, se enfocó al tema del fin de la ciencia ficción como género literario. De esto me enteré gracias a Gerardo Porcayo. Un punto es, precisamente, que en determinados casos cualquier especulación que se haga en base a la tecnología actual palidece con los resultados que vivimos diariamente, basta con echarle un ojo a las noticias. En este caso coincido con la declaración de Miquel Barceló en el sentido que se puede “vaticinar la muerte de la ciencia-ficción por disolución en el contexto". También tiene que ver la actitud de los aficionados al género; de la entrevista realizada por Jacinto Antón a Barceló: "El lector de ciencia-ficción típico es una persona interesada, en mayor o menor grado, en temas tecnológicos. Es una persona que pasa mucho tiempo en internet y ese tiempo ya no lo dedica a leer. Y está el audiovisual. El aficionado a la ciencia-ficción, al que siempre le han encantado las películas, encuentra un acceso ilimitado a ellas y a las series de televisión del género en la red, puede bajarse lo que quiera y verlo tranquilamente en casa. En referencia a la televisión, estamos hablando de muchas horas...¿Cuánto tiempo significa eso de recorte de lectura?" Sólo un punto: al navegar en internet también se lee y mucho.

Creo que desde 1997, con el crecimiento explosivo de internet, estuvo claro que el género tendría que transformarse, pero no en el sentido temático como algunos pensaban; del cyberpunk, al ribofunk, al biopunk, etc. (4) Quienes comprenden el término slipstream ya saben de qué va la cosa; un sórdido hotel de paso donde los géneros ‘serios’ y los géneros ‘populares’ armaron una fiesta cuyo resultado es una ingeniosa literatura de ideas (o un cuentos de hadas modernos). Por supuesto así como han surgido auténticas joyas (5) también se han creado horrendas quimeras, pretenciosas y complacientes.

También de la novela Libra, un desquiciado locutor de radio advierte que en el mundo sólo existen dos cosas: las que son verdad y las que son más verdaderas que la verdad. El grupo Ztohoven no demostró nada que no supiéramos (quizá lo único que buscaban era notoriedad, aunque se tomaron demasiadas molestias para lograrlo), simplemente realizaron un acto subversivo que tuvo mayor cobertura que sus antecesores, como el célebre caso del Capitan Midnight o el de un desconocido en máscara de Max Headroom en abril y noviembre de 1987 respectivamente. Una lista de intrusos con los más diversos motivos han interrumpido en las señales televisivas (y radiofónicas) o han creado sus propias transmisiones pirata; los ciudadanos comunes ya tienen acceso a la tecnología que anteriormente era zona exclusiva de científicos en laboratorio, y aunque la gran mayoria no la comprende, confundiéndola con una suerte de religión moderna, algunos han desafiado las normas para hacer valer sus ideas. ¿Recuerdan aquel canal de televisión venezolano que a pesar de haber sido clausurado continuó su trabajo en You Tube? La CF pasó de la teoría a la práctica, así que no tiene inconvenientes en confundirse con la realidad; sin ella, nada de lo que hoy vivimos podría ser posible. La CF antes era exclusiva para cierto número de freaks, ahora es de dominio público. Se ha transformado, y creo que para bien. El mundo, en cambio, parece ser el mismo, sólo que ahora tenemos más armas para transformarlo y aprender de él, o perderlo irremediablemente.

Un monje budista en llamas enseña algo fundamental para la vida moderna: hay que tener la cámara lista en el momento preciso.(6) La ciencia ficción no debe inmolarse delante de todos: se convirtió la espectadora.


(1) Libra, Don DeLillo, Ediciones B, Colección Tiempos Modernos, 1989. Lo compré por diez pesos a un tipo que vendía cosas usadas a las afueras del metro Tacubaya.

(2) Ironía: parte de mi día lo dedico a encontrar noticias que puedan interesar a los lectores de una revista impresa. He aquí una nota.

(4) Bueno, el llamado post-cyberpunk, con autores como Cory Doctorow, han probado que el slipstream puede ser 99% CF y 1% mainstream.

(5) Si no han leído Matadero 5 de Kurt Vonnegut no tienen vergüenza.

(6) Un dato curioso, es que en la India antigua el color 'azafrán' como el de las túnicas de los monjes budistas, se usaba tradicionalmente en el vestido de los criminales conducidos al patíbulo. El hecho religioso, enciclopedia de las religiones hoy, coordinada por Jean Delumeau, Siglo Veintiuno Editores