Acabo de encontrarme con una infografía del llamado 'triángulo de las Bermudas'. Recuerdo que a los doce años leí aquel best seller de Charles Berlitz. En las tardes solía juntarme con los vecinos de la cuadra para platicar sobre estos fenómenos, y generalmente alguno conocía a alguien, un pariente cercano, que había sido testigo de algún fenómeno paranormal. Ahora ya no me interesan estos temas, sin embargo la naturaleza de mi actual trabajo me ha hecho conocer a muchas personas que insisten en la validez de aquellos temas, aunque en realidad estén considerados por muchos como 'pasados de moda'. El hombre polilla, la Atlántida, y por supuesto los objetos voladores no identificados son una subcultura que me es ajena, pero que persiste dentro de una minoría, muchos de ellos pubertos, algunos otros adultos que depositan su neurosis en ella. Internet ya creó sus propias leyendas, y se poblará con sus respectivos monstruos. Así como los mapas antiguos, donde las zonas inexploradas se marcaban con la ilustración de un monstruo acuático, hay resquicios en la red con su propia señal de advertencia para todos aquellos que la visiten. Bueno, pues regresé después de haber estado en aquellas coordenadas.
Hechas las reparaciones necesarias, es momento de volver a las andadas.
Escucho:
