domingo, agosto 07, 2011

Hipersticiones y quimeras 1

Dark Mind Bright Future Vía This is not happiness

Un elemento de ficción que se abre paso a la realidad puede ser considerado una hiperstición. Término adjudicado al colectivo inglés Cybernetic Culture Research Unit (Ccru) alrededor de 2004, los ejemplos de estas "profecías que se cumplen así mismas" pueden ser el Necronomicón de Lovecraft -por las supuestas ediciones disponibles en el mercado-, o el concepto de ciberespacio de Gibson, fenómeno tecnológico que hace posible este blog. La raíz de la palabra, hiper-'mucho, excesivo'- y superstición, alude a la 'creencia desmedida' en un objeto virtual o abstracto (The Art of Memetics) que se realiza a través de las acciones de sus seguidores.

Mark Fisher (Ccru) escribe al respecto: "La situación es más cercana al moderno fenómeno del hype que a creencias del tipo religioso...sólo porque no sea 'real' en este momento no quiere decir que no lo vaya a ser en algún instante en el futuro. Y una vez que se hace real, en cierto sentido siempre lo ha sido." Así, una estrategia de mercadotecnia puede construir hipersticiones funcionales: cualquier disco que se promocione como 'el mejor album del año' meses antes de su lanzamiento (hype, donde la frase publicitaria es usada como una especie de conjuro), y con ello influya en sus ventas y críticas positivas -de expertos o neófitos- (AoM).

Pero Fisher llega a un ejemplo más dramático: Wall Street como la gran hiperstición. Los mecanismos de 'especulación' bajo los cuales operan las bolsas de valores de todo el mundo (apuestas por el futuro control y precio de bienes), a menudo incomprensibles y sospechosamente abstractos o poco transparentes, son aceptados como parte inherente de la (deteriorada) economía global. Esta descansa entonces la creencia cuasi religiosa en el capital, protegida celosamente por seguidores (bancos, inversionistas) que se encargan de simular su existencia.